(Daniel
9:5 hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho lo malo, nos
hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus
ordenanzas). Lamentablemente, hasta que experimentamos en carne propia: temores, angustias, por los
efectos derivados de las adversidades: por problemas de tipo económico, enfermedades
que aparentemente son difíciles de sanar, problemas serios de tipo familiar o violencia intrafamiliar, es cuando
sentimos la necesidad de buscar a Dios,
para que sea Él el que llene ese vacío que en algún momento llegamos a
sentir en nuestro ser interior, en
nuestro corazón; es cuando llegamos a entender y reconocer que estamos mal, espiritualmente
hablando; cuando llegamos a entender que nos hemos apartado del camino correcto;
que nuestro estilo de vida no está de acuerdo con lo que Dios manda y que
solos, por nuestras propias fuerzas, nada podemos hacer; entonces, es
cuando puede pasar lo siguiente:
v
Fácilmente podemos aceptar y reconocer que estamos equivocados, que necesitamos ayuda; inmediatamente nos ponemos a cuentas con el Señor, arrepintiéndonos
por los errores o pecados que hemos cometido y que sea Él el que nos perdone y que tome control de nuestra vida. “No he venido a llamar a justos, sino a
pecadores al arrepentimiento”. (Lucas 5:32)
v
Fácilmente podemos buscar y aceptar la guianza de Dios y permitir que sea Él, el que ocupe el
lugar principal en nuestro corazón, para que entre a gobernar nuestra vida (Salmo 16;7) y
v
Fácilmente podemos llegar a buscar más, la comunicación y presencia
de Dios en nuestra vida (Isaías 55:6-7; Salmo 16:11). En ese momento, estamos iniciando una serie de procesos de
verdadera transformación, de PERDÓN, de limpiar nuestro corazón de todo ORGULLO, de rencores, de odios, de pleitos, de violencia, de toda basura que acumulamos en nuestra mente
y corazón; de alejamiento de las tentaciones y sistemas del mundo; de la
sociedad, y de todo lo que puede
contaminarnos;… es cuando estamos iniciando una nueva vida en Cristo Jesús.
Estar junto a Dios constantemente; perseverar en nuestra relación con Él, da lugar a cambios
permanentes en nuestras vidas. Intentos no sinceros en este sentido conducen a
una devoción equivocada. Aquellos que convierten su devoción a Dios en un
objetivo prioritario, son quienes conocen la devoción verdadera...
Romanos 10:8-11: “Mas ¿qué
dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la
palabra de fe que predicamos: 9que si confesares con tu boca que
Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,
serás salvo. 10Porque con el corazón se cree para justicia, pero con
la boca se confiesa para salvación. 11Pues la Escritura dice: Todo
aquel que en él creyere, no será avergonzado”.
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