Se
dice normalmente que no existe una escuela para aprender a ser padres de
familia, como parte de la justificación que el hombre utiliza al momento de
fallar en el cumplimiento de sus deberes y responsabilidad para sacar adelante el
matrimonio. La Biblia ,
el hogar, la familia y, la iglesia, es la mejor escuela que podemos encontrar
para capacitarnos y equiparnos para hacerle frente a esa responsabilidad,
siempre y cuando el hombre quiera hacer uso de esas facilidades. El hombre que
tiene VISIÓN de hogar, puede aprender fácilmente a través de estos recursos, a
planificar y no a improvisar, principalmente en el área espiritual y económica.
Para
principiar, la Biblia
nos enseña que Dios dio al hombre el privilegio de participar en la
procreación y en la multiplicación de la especie humana, como parte de los
propósitos por los cuales El Señor nos da el soplo de vida al ponernos en este
planeta terrenal (Génesis 1:27-28). Además, nos enseña cual es el perfil y el
rol del hombre y la mujer para poder cumplir con esos propósitos, motivos
suficientes para estar siempre agradecidos con Dios.
Cuando
existe amor, agradecimiento y temor de
Dios; responsabilidad, madurez y compromiso de ambas partes, el tener un hijo,
tiene que ser muy emocionante y una
experiencia maravillosa, de mucha felicidad; puesto que se trata del fruto de
la confianza y decisión que Dios delegó a la humanidad al momento de dar vida
al hombre y a la mujer; además, tiene que ser un reto, un desafío para
cualquier pareja consciente de lo que eso representa, pues ambos tienen que
adaptarse a un nuevo estilo de vida, a una nueva responsabilidad muy fuerte,
como parte de la misión que Dios nuestro Señor puso en nuestras manos, al
darnos participación en su creación y, nuestro compromiso, debe ser mayor para
no fallarle, no abortar esa misión y,
responderle como verdaderos HOMBRES.
Lamentablemente,
el hombre o la mujer, en algunos casos, son presa fácil de los enemigos del
matrimonio, al dejarse seducir por medio de diversas tentaciones; tanto sexuales, como
económicas e inmorales, a cuales más “atractivas”, provocando así la
destrucción de hogares; lo cual afecta, seriamente, a los hijos, que son los
que más sufren y, quienes pueden llegar, en determinado momento, a pensar, que
ese es el patrón de vida a seguir, convirtiéndolos de igual manera, en la
mayoría de los casos, en personas IRRESPONSABLES. Necesitamos sembrar y
cultivar el temor de Dios en nuestros hijos…. LA MEJOR ESCUELA…