La indiferencia es a menudo una actitud neurótica, auto-defensiva, que atrinchera el yo de la persona por miedo a ser menospreciado, desconsiderado, herido, puesto en tela de juicio o ignorado. Unas veces la indiferencia va asociada a una actitud de prepotencia o arrogancia, pero muchas otras es de modestia y humildad. Esta indiferencia puede orientarse hacia las situaciones de cualquier tipo, las personas o incluso uno mismo y puede conducir al cinismo.
Salmo_131:1 Dios mío, yo no me creo más que nadie, ni miro a nadie con desprecio; no hago alardes de grandeza, ni pretendo hacer grandes maravillas, pues no podría llevarlas a cabo.
En la sociedad actual
se advierten no pocas operaciones de manipulación violenta sobre la condición
humana: el control obligado de nacimientos tanto en el hombre como en la mujer;
la muerte, mediante la legalización del ABORTO PROCURADO, de centenares
de miles de niños. La destrucción de hogares, de familias, de hijos, con tanta indiferencia,
desprecio e irresponsabilidad, alejada totalmente del temor de
Dios.
Están luego las
manipulaciones sociales, políticas y económicas que se sirven de los
comportamientos mediáticos para someter al hombre de manera global: tal es el
caso de la difusión del USO DE BEBIDAS ALCOHÓLICAS y estupefacientes, que ha
explotado a nivel mundial y que, además de explotar y DESTRUIR ECONÓMICAMENTE A
MUCHOS HOGARES Y FAMILIAS ENTERAS, afecta tan cruelmente a muchas personas, inclinándolos a la indiferencia,
el desprecio total, a la
pérdida de VALORES HUMANOS, a la falta de compromiso y de responsabilidad en el trabajo, en el
hogar, provocando así, en determinados momentos, la violencia intrafamiliar y/o
el abandono de la familia; afectando terriblemente a los hijos...
Como el pecado de INDIFERENCIA y de desprecio es contra Dios,
Dios no puede pasarlo por alto o ser indiferente con respecto al mismo. Dios
reacciona inevitablemente contra él. Esta reacción es, específicamente, SU IRA.
La frecuencia con que la
Escritura menciona la ira de Dios nos obliga a considerar su
realidad y su significado.
Proverbios_18:3 La maldad nunca llega sola; viene siempre acompañada de vergüenza y desprecio.
Dios ni es indiferente ante el pecado ni lo considera de manera
ligera. Al contrario, demuestra aquella cualidad de santidad en Él que tiene
que hallar su expresión en su condena del pecado.
La obligación, Es la imposición de un deber que lleva consigo el BIEN MORAL. Es también una tarea que suscita LA FIDELIDAD
y, LA FIDELIDAD, es básica en todo matrimonio, en toda actividad… Es, además, el sostenimiento y la base fundamental de
una economía familiar, y/o empresarial SANA… La INFIDELIDAD, induce a las
personas a comportamientos ilícitos, a malos manejos financieros, que aparentan
ser muy atractivos para una prosperidad deslumbrante, pero que a la larga,
resultan ser provocadores de una felicidad temporal, con resultados finales desastrosos
e impredecibles…
La dignidad de la persona que la conciencia conoce como BIEN; la
LIBERTAD la reconoce como un deber. Es un reconocimiento intrínseco a la
conciencia del bien, que no sólo constituye un límite para la libertad, sino
que significa su promoción y su afirmación. Vinculada creativamente al bien que
hay que hacer y al mal que hay que evitar y rechazar.
La necedad y la indiferencia del hombre, a veces puede residir en su incapacidad
para percibir los problemas (1 Corintios 15.36), pero más posiblemente en el
haber hecho una elección incorrecta (Romanos 1.21; Gálatas 3:1-3.
El pecado nunca consiste simplemente en un acto voluntario de
transgresión. Toda volición (facultad de querer, voluntad) surge de algo que
tiene raíces más profundas que la volición misma. Un acto pecaminoso es la
expresión de un corazón pecaminoso (Marcos 7.20–23; Hebreos 3:12)... Normalmente, El pecado
siempre ha de incluir, por lo tanto, la tentación, la desobediencia, la perversidad del corazón, la mente, la
disposición, y la voluntad. Así fue, como vimos anteriormente, en el caso del
primer pecado (Romanos 5:12), y es igual con todo pecado, en cualquier momento, con cualquier persona….
Salmo 79:9 Dios y salvador nuestro, ¡ayúdanos! Por lo grandioso que eres, ¡líbranos y perdona nuestros pecados! ...
Salmo 79:9 Dios y salvador nuestro, ¡ayúdanos! Por lo grandioso que eres, ¡líbranos y perdona nuestros pecados! ...