jueves, 26 de abril de 2012

LA COMPULSIÓN


Presión interna imperiosa que lleva a un sujeto a ciertos comportamientos, a ejecutar alguna cosa,  para no desembocar en la angustia. (Dic. Castell).

En la mayoría de los casos, hablando en términos económicos, la compulsión nos alcanza cuando no sabemos administrar el dinero o ingresos que obtenemos como producto de un buen negocio; cuando nos autorizan un préstamo o  una tarjeta de crédito en un banco. En este caso,  las tarjetas de crédito, se constituyen en herramientas receptoras de los encantos emitidos por la  publicidad agresiva, que pareciera enfocarse en la persecución de nuestro dinero   y, fácilmente nos dejamos llevar a malgastar, a derrochar o a contraer deudas que en determinado momento no podemos pagar, las cuales pueden hacernos caer en angustias, humillaciones de parte de personas prepotentes e inescrupulosas encargadas de hacer, telefónicamente, el seguimiento a los cobros respectivos, quienes a cambio de comisiones sobre lo recuperado, no les importa amenazar y ofender en forma abusiva y vulgar, la dignidad de las personas;  además, lo mas probable es que nos enfrentemos a  problemas económicos que, en determinado momento, pueden  producir desestabilización en el hogar.

La angustia no llega mientras el límite de crédito o fondos en el banco lo permita; pero al momento de pagar esas cuentas y no tener el dinero suficiente para cumplir con el compromiso, la angustia se puede llegar a convertir hasta en una depresión.

Las tarjetas de crédito, son herramientas necesarias pero  pueden llegar a  esclavizar; si no se pueden manejar correctamente, es decir, cancelar antes del vencimiento del tiempo permitido, la totalidad del estado de cuenta; de lo contrario, es mejor no usarlas, pues llegan a ser o a convertirse en un pequeño timón que gobierna al tarjeta habiente a su sabor y antojo y lo lleva a donde ella quiere o permite, según sea el límite de crédito, el extra financiamiento y según sea la falta de educación en cuanto a saber manejarla. Pueden además, convertirse en el DEVORADOR  de nuestra economía (Malaquías 3:11).

·         De no poder cancelar la deuda completa, analice su presupuesto familiar y planifique pagarla lo más pronto posible.

·         Si su presupuesto no le permite la planificación, evalúe la obtención de un crédito con tasas fijas y más cómodas y al menor plazo posible.

La persona que es guiada por el Espíritu hará lo que está bien, libremente, y no permitirá ser llevado y dominado por la compulsión. Por lo tanto, no está sometida a las ataduras y condenación de la Ley.

o   Lucas 15:14: “Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. ….

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