martes, 22 de mayo de 2012

EL MATRIMONIO:


No establecemos nuestra relación con Dios por iniciativa propia, ni según nuestras estipulaciones, sino por la iniciativa y la gracia de Dios.

 "Un pacto es un símbolo de la gracia que Dios sitúa entre sí mismo,  que es quien la ofrece, y el hombre, que es quien la recibe".

"Lo propio de  Dios es dar y lo propio del hombre es recibir."
Después de citar a Génesis 2,24 («por eso el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos “una sola carne”, Pablo añade en Efesios 5:32: «Éste es un gran misterio; lo digo en relación con Cristo y con la Iglesia»).

Dejará: Cambio total de prioridades por parte de quien contrae matrimonio.

Y se unirá: encierra la idea de pasión amorosa y a la vez permanencia. PARA SIEMPRE…

Una sola carne: supone cierto número de implicaciones, que incluyen:

1.    la unión sexual,… la concepción de los hijos,…la intimidad espiritual y emocional, y
  1. el mostrarse el mismo respeto que se guarda a los padres o parientes cercanos.

Es grande el misterio porque es importante y sublime la realidad a la que se refiere: la unión del hombre y de la mujer, querida por Dios creador: es figura de la unión de Cristo con la Iglesia.

Éste es el profundo significado que hay que reconocer a las palabras de la Escritura, y aquí está la razón de la sumisión y del respeto que la mujer debe al marido; del amor y de la entrega total del marido a la mujer, de la grandeza del matrimonio y de los deberes que impone.

El amor de Cristo a la Iglesia se ha convertido en punto de referencia obligado y consagrado de la comunidad conyugal:

En las buenas y en las malas…En la salud y en la enfermedad…
Hasta que la muerte nos separe…Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. . .

Así que no son ya más dos, sino una sola carne…(Mateo 19:4-6).

Dos personas se unen para vivir en la más estrecha e íntima relación, con gustos, hábitos, sentimientos, deseos, tendencias y aspiraciones diametralmente opuestos.

No tienen nada en común, de modo que todo movimiento que haga cualquiera de ellos, de seguro molestará al otro. Esta relación puede producir alejamiento, enfriamiento y desavenencias en la pareja, si EL AMOR, LA RESPONSABILIDAD y principlamente EL TEMOR DE DIOS, no forman parte de la visión de este matrimonio.

Mateo 19:6:  “Por consiguiente, ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe”. 

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