miércoles, 11 de abril de 2012

TIEMPOS DE CAMBIO – MAYORDOMIA FIEL

APLICANDO PRINCIPIOS DE DIOS...NO PERMITAS QUE TE ALCANCE:

LA CODICIA:

Codiciar es desear lo que no nos pertenece. La codicia es una ofensa a Dios. Se usa con el significado de codiciar perversamente, de codiciar dinero y bienes; el Señor lo usa del deseo ilegítimo por la mujer de otro. La búsqueda de la ambición personal es vana y fútil. La persona humilde reconoce sus propias limitaciones y las acepta. El pecado fundamental de Satanás fue su ilimitada ambición, su deseo de ser igual o estar por encima del Altísimo. Véanse ANHELAR, ANSIAR, DESEAR.

Es pecado no saber renunciar, por obediencia a Dios, a lo que en sí mismo podría ser un deseo natural y legítimo (Números 11.4-6), y pecado es el deseo de satisfacción sexual fuera del matrimonio (Génesis 39.7-9). El justo debe dominarse en la esfera sexual (2 Samuel 11.2-5; Job 31.1).

Su raíz griega es «aquello que pulsa, hierve y bulle, en primera instancia la sangre y el corazón como sitios en los que están ubicadas las emociones». Pero la mayoría de las veces denota un deseo malo de algo que no es bueno. Pablo utiliza el término en 1 Corintios 10.6 en el sentido de deseo pecaminoso (Romanos 13.9; Gálatas 5.24).

La codicia es una manifestación del pecado que hay en el hombre y que lo domina. Para Pablo este deseo es consecuencia de la prohibición del pecado (Romanos 7.7-8).

Incluso después de haber recibido el Espíritu Santo, la codicia sigue siendo un peligro y hay que combatirla (Gálatas 5.17).

Deseo de ganancias deshonestas (Proverbios. 28.16)

o 1 Timoteo 6:9-10: “(9) Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; (10) porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.”

Cuídate de la ambición egoísta que se coloca por encima de Dios, y del orgullo que se apropia de Su gloria.

Comprende que éstos son rasgos característicos de la rebelión de Satanás que lo transformaron en enemigo de Dios.

NUESTRA ESPERANZA – CRISTO JESÚS

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